viernes, 19 de marzo de 2010

Energía cinética hecha danza

Ana cembrero Coca, Valencia 1983, directora y coreógrafa, despuntó en San Petersburgo 2006 con su primera obra "Caja de música" justo al acabar la carrera de Bellas Artes y Animación en la San Carlos de Valencia.

En 2008 fue a Bruselas, donde junto con Jorge Piquer desarrolló un colectivo artístico denominado "Laignorancia.com", del que afirma, "No es una productora, pero tampoco es una compañía de danza. Es interdisciplinar", convencida de que "el futuro de la danza, para que llegue a todo el mndo, y sea accesible desde cualquier punto y espacio, será multimedia".

"Cinética" fue descrita por un miembro del jurado del Dance of Camera como "un poema cinematográfico que coloca a las mujeres bailarinas en una atmósfera surrealista, natural e íntima con una belleza misteriosa y un sentimiento inexplicable".



"Le corps encerclé" 2007, fue una de sus colaboraciones bajo la dirección de Mathilde Troussard, en la que trata la noción cuerpo-intervalo entre cuerpo psíquico y cuerpo virtual e interroga sobre la intimidad del cuerpo informe a través de sonidos y de la interpretación de éste por el espectador.



Vemos un cuerpo hecho de sensaciones, texturas, olores, elasticidades, maleabilidad, entre gestualidades minimalistas, al servicio de un pensamiento y de una movilidad características de la propia bailarina.


Este estatismo de calado onírico guarda estrecha relación con Robert Wilson(1941), artista multidisciplinar cuyas coreografías, inspiradas en el teatro oriental, generan una puesta en escena donde la velocidad de cada movimiento queda suspendida en una pausa que avanza relentizada hacia el intento de posibilitar un silencio lleno de movimiento interiorizado.





Así mismo, la orda surrealista que envuelve su puesta en escena, con obras tales, "Fausto"2008, "Persephone", 2001, "Poetry" con Lou Reed 1997,"Shakespeare" 1985, "Einstein on the beach" 1976, "The civil wars" 1984, "Hot water" 2000, "Madama Butterfly", entre otras, que generan un diálogo directo, vinculando imperceptiblemente una mínima gestualidad a cada nota musical, parafraseando el silencio de la mímica mediante cuerpos teatralizados entre colores y alurdes, emergiendo al espectador en el interior de un cuadro surrealista donde el minimalismo prima en completo.






"El martirio de San Sebastián"
forma parte de una de sus óperas, en la que de nuevo vemos una constante en sus obras, cuerpos dionisíacos, andróginos, seres informes, enmascarados, mitologías cuestionadas, tabús desencajados, la primacía del "menos es más", en este caso, bajo la maestría de Debussy.

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